En tu casa vivo yo,
y mi Espíritu Santo.
Mis ángeles la protegen
y si tú sonríes, la llenarás de felicidad.
Si amas a David, la llenarás de amor.
Si sirves a tus invitados, la llenarás de personas.
En tu casa estoy yo,
Jesús.
Cuando te levantas por la mañana
te miro y sonrío.
Cuando comes al mediodía
estoy a tu lado.
Cuando llegas cansada por la noche,
aun te estoy amando.
Y durante tus sueños
no me largo,
continúo en tu casa,
vigilando.
Y de nuevo por la mañana
te sigo mimando,
proveyéndote comida
y todo lo necesario.
Estefany, no olvides nunca
que estoy en tu casa a diario.
Pero cuando sales de ella,
también te acompaño.
Ahora mismo
en la biblioteca
estoy a tu lado.
Leyendo cada palabra escrita
que yo mismo te voy
susurrando.
Te amo, mi hija,
te amo a diario.